Confieso, con mi elegancia de gata siamesa de diez años, que no soy dada a los halagos hacia los caninos. Pero lo de Maylo es un asunto serio. Este criollito, nacido en las faldas de Terrón Colorado, ha recorrido más carreteras que muchos humanos de oficina y ha aprendido a disfrutar la vida sobre dos ruedas como si hubiese nacido entre motores.
No es solo un perro viajero. Es un símbolo de adaptación, resistencia y ternura, envuelto en pelaje corto y mirada alerta.
Fue rescatado a los seis meses, junto a su hermanito, y desde entonces encontró en las piernas y brazos de su humana, una ingeniera ambiental enamorada de la naturaleza, de las causas nobles y de las motos, el hogar que no tuvo al nacer.
Un perrito todo terreno
Maylo no es de los que se quedan en casa mirando por la ventana. No. Él viaja porque lo lleva en las patas: este peludo es todo terreno. Ha recorrido Nariño, Antioquia, el Valle del Cauca, Cundinamarca y, con pasaporte en regla (o al menos, con maletica propia), ha cruzado la frontera hasta Ecuador.
Fue allá donde protagonizó una de las anécdotas más curiosas del relato: en lugar de ser requisado por las autoridades, fue fotografiado como celebridad.
Gafas, casco y una maleta propia
Como todo viajero con experiencia, Maylo empezó a viajar sin mayor protección. Hoy, es un copiloto con estilo: gafas, chaqueta y casco incluidos. Por su tamaño él se ubica cómodamente entre sus dos humanos, como si la moto hubiese sido diseñada pensando en él.
Su equipaje es sencillo pero esencial: una maletica con sus cosas, alimentos (pollo, carne, pepitas Agility Gold, frutas) y ese espíritu inquieto que no le permite dormir durante los viajes. Porque sí: Maylo es de los que mantienen los ojos abiertos kilómetro tras kilómetro, y solo cuando llega al hotel, después de jugar un poco, se permite dormir profundamente.
Las miradas
Las reacciones de quienes lo ven pasar son siempre sonrisas, admiración, comentarios de “¡Qué hermoso!”, “¡Tan juicioso!” o “Yo también quiero viajar así con mi perro”. Incluso en lugares donde las mascotas no son admitidas, Maylo ha logrado entrar por su comportamiento ejemplar.
Entre el activismo y el amor
Detrás de Maylo hay dos humanos con vocación por el planeta. Ella, ingeniera ambiental; él, ingeniero electrónico. Juntos fundaron un emprendimiento ecológico y dedican parte de su vida a rescatar animales. Viajan desde hace seis años, compartiendo un amor profundo por las motos, la tierra y sus rescataditos.
Y mientras ellos ruedan hacia el horizonte, yo, Akira, cronista motoviajera, devoradora de paté gourmet, cazadora de lagartijas, hermana mayor de un niño humano de cuatro años, me quito el sombrero (imaginario, por supuesto) ante este perro que no necesita razas para ser noble, ni descanso para ser feliz.
¿Y tú, viajarías con tu mascota si pudieras llevarla al fin del mundo?
Puedes seguir las aventuras de Maylo en la cuenta de su humana @tati_cuaspud
En la Revista De motos nos encanta contar historias de perritos moteros, conoce a Leah, la golden adoptada para rodar por Suramérica.