Rápida y Fácil.
Negarse a un fin de semana con esta deportiva de posición relajada no era una opción, sabía que muchos iban a salir en estampida a inundar las carreteras en esos dos días, pero las ganas de rodar, de ver paisajes diferentes y de sentir la novedad alemana pesaban tanto que ni siquiera se me pasó por la mente dudarlo.
Era el primer fin de semana de la “nueva normalidad”. Al igual que la mayoría llevaba meses restringido y sin poder ver más allá de unos pocos kilómetros a la redonda de mi casa, el encierro ya comenzaba a tener efectos en mi cabeza, cuando por fin nos abrieron las puertas de nuevo a la libertad y justo apareció la posibilidad de tener la última novedad sport turismo de BMW.
Total que el sábado muy cumplido llegué por mi “cita” del fin de semana a la vitrina de BMW, me habían advertido que fuera muy exacto con la hora, algo natural tratándose de una moto de su origen y yo no quería empezar mal las cosas. La entrega fue rápida, un repaso completo a las condiciones de su sinuoso cuerpo, no habían señas de maltrato por ningún lado, así que firmé un documento y salí de la penumbra de un sótano a la luz de una ciudad soleada que extrañamente estaba bastante sola. En ese momento ni me fije en ello, todos los sentidos estaban enfocados en la chica que llevaba entre mis piernas, o al contrario, era ella quien me llevaba.
Nadie se puede negar al disfrute de la BMW F 900 XR
La posición relajada me agradó bastante desde los primeros metros, en especial su ancho manubrio que hacía la dirección muy suave para maniobrar a baja velocidad; pero lo que realmente capturó mi atención fue el tablero, o más bien la pantalla multicolor con todo su despliegue de información que en un principio me estaba aturdiendo mientras pasaba de un menú a otro, tratando de asimilar el idioma en que la llamativa pelirroja se trataba de comunicar conmigo. Lo que sí pude entender en ese primer acercamiento, mientras rompíamos el hielo, fue lo clara que podía verse la información al pasar de la oscuridad a la luz plena del sol rebotando en la superficie de la pantalla.
Por estar distraído con el tablero y manipulando el comando izquierdo que permite navegar en él, ya que esta cita fue realmente a ciegas, sin ningún tipo de presentación o acercamiento previo, cometí un par de errores mientras manejaba, tomé mal un desvío y después me quedé parado con el semáforo en verde, hasta que la paciencia del conductor de atrás ya no dio más y me hizo despertar con su pito. Ahí me tuve que poner un poco serio con ella, tratarla con más indiferencia y enfocarme en lo que realmente importaba en ese momento que era poner mi atención en el camino y en sus otras cualidades.
Solo con el tablero y sus menús ya vamos a tener para estar entretenidos mucho tiempo
La experiencia urbana en motos de alta potencia con pretensiones deportivas suele ser poco amena, sus motores no quieren ir lento, las suspensiones no filtran mucho, la postura tiende a ser incómoda y además les cuesta moverse lento con agilidad. Pero este no era el caso con la XR, en modo Road, el más tranquilo de los que ofrece, que también suaviza el amortiguador trasero junto con la respuesta del bicilíndrico, iba disfrutando con ella por las calles de Medellín. Por supuesto que el poco tráfico de ese sábado a medio día ayudaba, pero luego al ir buscando la salida de la ciudad entendí dónde era que estaban todos los carros que no había visto antes, ahí sí empecé a sentir más calor del motor en las piernas cuando el ritmo disminuyó, pero la moto siguió siendo muy agradable de llevar a paso lento, hasta que por fin hubo espacio para acelerar.
Aunque acelerar es un decir, la fila de carros se movía como un río que abandonaba la ciudad rumbo a paisajes más verdes en las montañas, todos con esa ansiedad de saborear un poco de la libertad que por fin volvía. Pero al menos íbamos fluyendo un poco más rápido, y digo íbamos porque en este punto ya éramos dos a bordo para poner a prueba una moto que BMW cataloga como una deportiva para hacer turismo a dúo. Mi pasajera, que se había sumado a la rodada poco antes, estaba disfrutando del paseo sin quejarse aún de nada, lo que me daba a entender que la moto la iba tratando con gentileza en el puesto de atrás. Lo mismo que yo sentía al frente.
Fuera de la ciudad
Esa tarde y hasta bien entrada la noche nos dedicamos a dar vueltas por las carreteras del oriente antioqueño de manera algo errática, con el único objetivo de sentir la moto y respirar un poco de aire fresco, pero a medida que pasaban los kilómetros se me vino a la mente la idea de ir a un lugar al que estaba deseando volver desde hacía mucho tiempo, un bello mirador con una vista privilegiada del río Magdalena, desde donde se realizan vuelos en parapente. El único problema era que estaba a 300km de distancia y debíamos ir y volver el mismo día, pues el lunes temprano tenía que devolver mi compañera muy cumplidamente. Pero por otro lado tenía una moto que fue hecha para largas distancias, con buena protección aerodinámica, que incluso trae pre-instalados los soportes de las maletas laterales y había demasiadas ganas de rodar, solo era cuestión de empacar los impermeables junto a algo de comer en un morral, puesto que no había manera de amarrar nada en ella y salir bien temprano.
El primer día me dejó un sabor agridulce por el tráfico que no dio espacio a sentir el motor como esperaba. Son 105 caballos y 92 newton metro de torque, cifras que ya la ubican en un nivel donde sí o sí tiene que fluir la adrenalina, pero al menos pude darme cuenta que a ritmo de paisaje es bastante agradable, suave y muy económica, pues en ese primer tramo hizo 103km por galón. También pude disfrutar de sus luces LED, que están al nivel de las expectativas que uno tiene en una moto de setenta millones, de hecho el sistema adaptativo, que enciende un LED extra hacia el lado que inclinamos la moto en curvas me pareció un gran detalle, que aporta mucho a la seguridad al iluminar áreas de la orilla que normalmente se quedan en tinieblas.
Y hablando de seguridad, no se puede obviar todo el arsenal de sistemas que equipa la moto en pro de hacer más segura su conducción, es una lista extensa de siglas que no voy a enumerar ni a explicar en detalle para no aburrirlos, pero que en esencia inciden en los frenos, en la entrega de potencia, en la respuesta del acelerador, en la suspensión trasera y en el embrague, todo gracias a multitud de sensores que alimentan un depurado sistema electrónico que es capaz de tomar decisiones en fracciones de segundo cada que percibe que la estamos cag… y con eso vamos a salir bien librados de la mayoría de las situaciones difíciles. En otras palabras, esta chica nos dará gran confianza, reforzara nuestra seguridad en todo momento y sabrá hacerlo de una manera muy sutil.
Algunos amigos que también tenían represado el deseo de rodar se sumaron al paseo dominguero, aunque sin estar totalmente informados del destino para que fuera sorpresa. Muy temprano nos reunimos pensando que evitaríamos el tráfico, pero pronto nos dimos cuenta de que muchos habían pensado exactamente lo mismo y nos tomó cerca de cien kilómetros para empezar a sentirnos un poco más solos. Los carros pequeños mermaron, pero quedaron los camiones, de los cuales había bastantes y también varios grupos grandes de motos que fuimos dejando atrás fácilmente con las notorias habilidades de la alemana para salir disparada desde casi cualquier régimen, con unos frenos que daban demasiada seguridad para profundizar las aceleraciones al máximo, sabiendo que bastarían dos dedos sobre la leva que aplica presión a las dos pinzas radiales de 4 pistones para reducir el ritmo en pocos metros y acomodar la moto para encarar la siguiente curva y luego, si era necesario, rematar a cualquiera que se resistiera a ser adelantado con una trazada perfecta para salir empujando nuevamente como una bala con ese tremendo torque y una “banda sonora” que se me antojaba demasiado parecida a la de un V2 italiano y que le ponía ese picante extra que motiva a abrir el acelerador con más ganas.
Y no es que fuéramos compitiendo con nadie, solo que algunas veces se cruza uno colegas en la ruta que no asimilan muy bien el hecho de que otros vayan más rápido que ellos y entonces toca usar todas las cartas a favor, que para ese momento ya las empezaba a tener muy claras. El chasis y las suspensiones no daban la más mínima sensación de inseguridad, por el contrario, junto a unas Dunlop de excelente agarre en seco la moto iba como en rieles, sin mucho confort, sintiendo cada pequeño bache o resalto, pero con una estabilidad de verdadera deportiva, además en modo Dynamic, el carácter del motor era todo lo que cabe esperar de las cifras que prometía la ficha y con un poder de frenado y un control de dirección, derivado de su manubrio ancho, que aseguraban gran confianza para buscar los límites propios, ya que los de la moto parecían estar lejos con todo ese despliegue electrónico.
Cuando llevábamos varias horas de camino y nos acercábamos al destino el asiento comenzó a notarse más de lo deseado. Quien haya viajado largo en moto seguro conoce esa sensación en la que empezamos a sentir como si estuviéramos sentados sobre una plancha caliente, efecto que surge por diversos factores, por excesivo tiempo sin parar a descansar ni movernos de la silla, por llevar el vestuario inadecuado o por una espuma demasiado dura y escasa de superficie. En este caso no era por falta de paradas, ni por la ropa, sino por una dureza excesiva y un tamaño limitado del asiento, que nos empezaron a pasar factura y que el día anterior no había sido tan perceptible en una ruta relajada y corta.
En ese punto empecé a cuestionarme qué tan buena había sido la idea de rodar más de 600km en un día, pero ya no había tiempo de arrepentirse, además por fin estábamos casi solos en una impecable variante que evitaba el paso por La Dorada, Caldas, pero todavía nos esperaba estrenar la nueva variante de Honda, con su hermoso puente atirantado sobre el Magdalena y lo que era aún mejor, la subida hacia Guaduas por la ruta antigua, cuyas curvas solitarias, de asfalto ardiente bajo el sol de medio día, fueron una manjar en la pelirroja alemana que, con sus pegajosas ruedas y magistrales habilidades para “bailar” en tramos de montaña, me hicieron olvidar de las penurias que venía sufriendo más abajo de la espalda.
Cuánto me hubiera gustado ese día tener una conversación con los ingenieros y diseñadores de esta moto para que me ayudaran a entender varias cosas, empezando por la silla, pues no me cabe en la cabeza que una moto que se ofrece como una turismo no tenga un asiento lo suficientemente confortable en rutas largas. Luego quisiera entender la razón para haber optado por un chasis de acero, obteniendo unas motos más pesadas que las anteriores 800 de chasis de aluminio. Y finalmente les preguntaría por qué no le pusieron ninguna opción de ajuste a la suspensión delantera, cuando la trasera cuenta con un sistema electrónico de última generación que es una maravilla. Y si en ese punto todavía quisieran seguirme hablando, les diría que se les olvidó el guardabarros trasero y que viendo la ubicación del pito, pareciera que también se les estaba olvidando.
Paisajes que disfrutamos durante nuestra salida con la BMW f 900 XR
Era medio día cuando llegamos a Parapente Bamah, lugar poco conocido en el filo de una montaña cercana a Guaduas, Cundinamarca, que dejó a mis amigos boquiabiertos con la hermosa vista, allí recargamos baterías con descanso, comida, bebida y un bello panorama que abarca el río Magdalena y todo su valle hasta las cumbres de la cordillera central, en cuyas cimas se ocultaban los nevados bajo densas nubes. También hubo tiempo para hablar de la ruta, de las motos y para desatrasarnos un poco luego de meses sin salir a rodar ni vernos las caras.
En medio de la conversación tocamos el tema del diseño de la alemana, que en mi opinión tiene bastante aire a ciertas motos italianas que no creo necesario mencionar y más aún con el tono rojo en sus plásticos, pero en temas de gusto cada quien tendrá sus opiniones, lo que sí no puede negarse es la calidad de los terminados en ella, que como es usual en BMW son impecables. Da gusto sentarse junto a ella, mejor si es en una silla pequeña o en el suelo y dedicarse a observarla detenidamente por cada rincón, pasando la mirada y la mano por cada pieza. Realmente es un placer tener ese contacto “intimo” con ella.
Al regreso, mientras avanzábamos por las rectas de La Ruta del Sol, el asiento volvió a ser el factor predominante, afortunadamente uno de los amigos quería sentir la alemana y para nosotros fue un alivio subirnos a su moto y disfrutar de un asiento bastante cómodo por un par de horas. Ese fue el aspecto que dejó un sabor agridulce con ella, porque en todo lo demás me quedó una gran sensación. Asumo que BMW tendrá en su catálogo de extras una silla mucho mejor, pero me parece que es algo que una moto de su nivel debería incluir de serie para realmente llamarse turismo, más bien la catalogaría como una deportiva de postura relajada y manubrio ancho, una moto en la que ir rápido es demasiado fácil, muy divertido y bastante seguro. DM
Comentarios
- Muy ingenioso el sistema de ajuste rápido de altura del parabrisas de la XR que cuenta con dos posiciones.
- El consumo máximo en la XR fue de 80km/g y el mínimo de 103 km/g.
- Un accesorio que funciona muy bien es el control de crucero de la XR.
- Los puños calefactables son un gran detalle que nunca estará de más.
- Otro buen detalle es el soporte o gato central.
- A cambio de tener una cola muy esbelta como mandan las tendencias actuales, habrá que estar preparados para un baño de agua y tierra en la espalda cada que rodemos en lluvia con ambas motos, y también veremos en la chaqueta algo de grasa de la cadena.
- Destacables las luces LED adaptativas.
- Por un lado es destacable la cantidad de información útil que nos brinda el tablero, pero también es cierto que puede llegar a convertirse en un factor de distracción si nos ponemos a “navegar” en él mientras manejamos.