En una moto pequeña, sola y decidida, Manu recorre Ecuador y Perú impulsada por su espíritu aventurero. Desde el corazón del Huila hasta las cumbres nevadas de Perú, vive encuentros, desafíos y descubrimientos que transforman su vida y la de quienes la conocen. Esta es la historia de una muchacha que viaja en motocicleta, con el viento, con fe, y con el alma libre.
Por: Karol Jiménez. Periodista. Madre de una gata motoviajera y un pequeño explorador. Blogger en @Mochigata
La gente se sorprende al ver a una muchacha viajando sola y en una motocicleta pequeña, muy pequeña.
En Ecuador, una señora se le acerca y le dice: —Creí que era un hombre. —¿Y su pareja? —¿Viaja con alguien? —¡Tenga cuidado! —No se confíe de la gente. —Vamos, la invito a almorzar —y la entra a su restaurante.
Así le da la bienvenida el primer país que recorre en su motocicleta. Ese con el que empezó a soñar apenas compró a Wild, su moto. El que no salía de su cabeza cuando alistaba todo: cambió llantas, kit de arrastre, aceite y filtros. Se probó a sí misma conduciendo desde el Huila hasta la caótica Bogotá. Estaba lista.
Se imagina cruzando las imponentes y enormes montañas de los Andes. Conocer historias y culturas es lo que más quiere. Y así, un día, Manu se sube a su motocicleta y se va. Conduce desde Garzón, centro del Huila, hacia Putumayo. Por la frontera de San Miguel, pasa por La Hormiga y dice: hasta pronto, Colombia. Se lanza tras las montañas de los Andes.
Las noches muchas veces la sorprenden en carretera. Se deja guiar por la brújula de los lugareños en lugar de Google Maps. Por eso se pierde, y lo que inicialmente le tomaría una hora, le ocupa hasta cuatro. Aun así, en las noches siempre encuentra buenos lugares para dormir.
Hay gente que le sonríe. Hay quienes quieren ser sus amigos. Una chica en motocicleta llama la atención.
Lo mejor
Su mejor día —y el que siempre recuerda— no es el mismo día, pero sí sucedió en el mismo país: Perú.
Todo empieza cuando está cerca de llegar a su meta: Machu Picchu. La ruta es demasiado hermosa. El día es frío, pero la muchacha y su motocicleta soñaron durante muchos meses con recorrer esas montañas nevadas, con un poco de vegetación y flores, esas que se mecen al vaivén del viento.
Se detiene a contemplar la hermosa naturaleza, se orilla en la carretera, se quita el casco, respira y se siente orgullosa por haber llegado hasta allí y por estar contemplando la vida en su máximo esplendor. Pasa por lagunas color turquesa. Todo es hermoso. Cuanto más se adentra, menos automóviles y señales ve.
Faltan unos kilómetros para apreciar una de las siete maravillas del mundo. Se siente tan feliz de estar allí, en ese lugar tan lejano. Solo escucha el run run del motor. La gente la mira a ella y a su motocicleta. ¿Cómo pudieron llegar tan lejos?, se preguntan.
El mundo es suyo
Ya de regreso, en Lima, le toman la mano, le enseñan la ciudad, sus hogares y sus familias. Pero además, por su cumpleaños, le dan el mejor regalo de la vida a una amante de la cumbia: un boleto para un concierto de uno de los grupos más conocidos del Perú.
En el concierto, suelta su larga melena castaña y la deja bailar al ritmo de la música. Es la muchacha más feliz del lugar escuchando a Agua Marina.
Primera vez en el mar
Solo se oye el romper de las olas, las aves. Solo se oye su aliento y el latido de su corazón. Es la primera vez que ve el mar, y ese día lo acompaña un crepúsculo excepcional. Es el momento más bello de su vida.
Pronto tendrá que marcharse. Máncora y Perú quedarán atrás, pero siempre en su corazón.
Lo malo y lo bueno está en el aire
Está por conocer una nueva municipalidad: Huarmey. Un ruido en su motocicleta no la deja avanzar. Es su llanta trasera. Se detiene en la entrada de este lugar, conocido como la ciudad de la Cordialidad. Un hombre, un motoviajero como Manu, que conoció por un amigo, la llama y le pregunta cómo va, dónde está. Quiere ayudarla. Se encuentran. Le ayuda a reparar el daño sin cobrarle un solo sol. Su motocicleta tiene tanta suerte como ella.
Afuera todo sigue siendo un reto. Atraviesa Perú de sur a norte. Es de noche y quiere llegar a Paracas, nadar con leones marinos. Se siente cansada. La arena le pica los ojos. Conduce por una recta llena de camiones. El visor de su motocicleta le queda pequeño, no la protege. Adelanta un vehículo, pero hace mal los cálculos. Cuenta con suerte.
Esas pruebas a veces la motivan. A veces no. Pero de todas las experiencias siempre aprende.
De nuevo en casa
Llena de historias y con el corazón agradecido, Manu regresa feliz por volver a ver a su familia. Su pueblo es igual y diferente. Manu ha cambiado también. Los Andes eran todo lo que esperaba y más. La muchacha ha dejado un pedacito de sí en cada lugar y cada familia que visitó se ha quedado en una parte de ella. Su pasaporte, su cámara y sus ojos tienen impresos todos los lugares, personas y cosas que ha visto. Quiere volver. Va a volver.
¿Quién es Manu?
Manu tiene muchos nombres. Se llama María Torres, aunque en las redes está como Manuela Torres. Se identifica como «La chica del trébol». Nació en el municipio de Garzón, Huila. De pequeña creció en el campo, en un lugar llamado San Adolfo; aunque fue difícil por el conflicto y la violencia, agradece a Dios y a sus padres haberse criado rodeada de montañas y riachuelos. Estudió una licenciatura en idiomas, que no pudo culminar.
Siempre ha disfrutado de las cosas simples de la vida, y su verdadera riqueza la encuentra en cosas sencillas: como moverse, bailar bajo la lluvia, apreciar un atardecer. Recuerdos para la vida. Por lo general, siempre viaja sola.
En 2016 quería conocer la nieve, ver pingüinos y estar en la puerta de entrada a la Antártida. Entonces viajó a Ushuaia. Fue un viaje en bus, y esa sería su primera experiencia viajando. Aunque le pasaron muchas cosas, jamás se borró de su mente el deseo de volver.
En 2018 emprendió su primer viaje en moto hacia el Perú, en Wild una Crypton 115, en la que conocería una de las maravillas del mundo, Machu Picchu. Para 2019, haría su segundo viaje hacia el Ecuador, pasando todo un mes conociendo ese hermoso país. Después volvería al Ecuador por unos 15 días en 2020. Y finalmente, en 2024, regresó nuevamente a Perú.
6 comentarios
Con palabara es difícil describir las enormes sensaciones que viajar a ti te hace sentir estar de viaje tu y Super wild. Hacen un equipo fantastico y pos viajar es lo que más te apasiona te llena y te da mucha vida. No sabes cuanto me llena de orgullo de admiración y respeto porque muy poco común que mujeres viajen solas te admiro inmensamente y siempre voy a estar para ti.
Porque para ti la vida es la ruta Dios te Bendiga siempre y por muchas rutas más. ❤🛵 te amo❤🍀🏕
Una demostración de que cualquier persona puede, solo son ganas!
Una mujer muy guerrera!!
Abrazos y éxitos….
Excelente entrevista, miga, eres la mejor,que Dios te conceda muchos viajes… 🛣️🛤️ Te quiero
Excelente sin palabras , para una mujer solita hacer estás travesías es de admirar la valentía de ir tan lejos , y en una Yamaha criptón 115 , wow mis respetos para esta princesa , solo te digo animo y para adelante con todas tus travesías que tienes en tu mente 🎉🎈🎊 FELICITACIONES 🎊🎈🎉
Que buena entrevista, espero que siga viajando mucho más que esto es lo que nos queda en vida.. bendiciones y buenas rutas
Gracias por esta linda entrevista ! Agradecimientos a mi amigo Marcos por tenerme en cuenta y enlazarme con la Mochigata para crear este increíble relato . Gracias a Dios y a la vida por permitirnos vivir experiencias a otro nivel! 🍀🏍️🥺💚✌️