Suramérica en AKT La partida
Ya son casi 10 años desde que este sueño está en mi cabeza. En mis épocas de universitario pasaba largas jornadas hablando con mis amigos de cómo sería esta aventura, soñábamos con los paisajes, las playas, el desierto, los Andes; cada foto que mirábamos nos hacía alimentar la ilusión de recorrer nuestro continente. Y finalmente el día ha llegado, no sin antes tener una de las dos semanas más agitadas de mi vida, corra para un lado, corra para el otro, concretando patrocinadores, alistando las motos, cuadrando los mal llamados detallitos, que son realmente los que te quitan más tiempo del planeado.
Nota: En febrero del 2006, publicamos esta historia de viaje, en nuestra revista impresa número 62. Hoy queremos compartirla con ustedes, como parte de nuestro archivo De Motos. Se trata de Suramérica en AKT un viaje por el sur de nuestro hermoso continente.
La noche anterior no pude dormir un segundo, pensaba hasta en el más mínimo detalle tratando de organizar en mi cabeza cada una de las cosas que debíamos llevar. Dentro de mí, había una mezcla de sensaciones extrañas, por un lado la ansiedad de ver que el sueño de tu vida se estaba cumpliendo es algo indescriptible, creo que esa sensación pocas veces se vive, y por el otro también pensaba en los riesgos y situaciones inesperadas que se presentarían, claro que en el fondo eso es lo que alimenta a un verdadero motoviajero.
No muchos tienen la suerte de hacer un viaje en moto por Suramérica, menos aún si son colombianos, pero lo que sí es realmente extraño es encontrar a dos compatriotas que se lanzan a esta aventura en dos motos de 125cc.
El bautismo
Antes de arrancar debíamos bautizar nuestras motocicletas, siguiendo una vieja tradición que viene desde los días en los que el Che Guevara recorrió toda Sudamérica en una vieja Norton 500 a la que bautizó “La Poderosa”. Las nuestras serían “La Negra” por su color de “piel” y “La Gorda” por la contextura de su dueño. Una vez que todo estuvo listo, maletas, motos y nuestras mentes ansiosas por vivir las mejores aventuras llegaba la hora de partir. Ahora sí empezó todo.
La primera parte de su aventura los ha llevado desde Colombia hasta las interminables rectas del desierto peruano, pasando por Machu Picchu.
Romance a primeros kilómetros
Al principio no podíamos negar que estábamos desconfiados de emprender nuestro viaje por todo el continente en dos motos de 125cc, toda las personas nos tildaban de locos por tratar de llevar a cabo la aventura con estas motos, y es que viendo las cosas en perspectiva, teniendo en cuenta que de todos los moto viajeros que emprenden aventuras similares a esta, el 99% de ellos lo hacen a bordo de motos con más de 600cc, es fácil entender por qué al lado de todos ellos, nosotros parecíamos un par de aficionados, (solo llevamos la tercera parte de equipaje y tenemos la quinta parte de cilindrada si nos comparamos con cualquiera de ellos). Pero contrario a lo que muchos pensaron en su momento, fue la mejor elección que hicimos, nuestras AKT se comportan como la mejor de las motos jamás fabricadas, con el rodar de los kilómetros estoy cada vez más enamorado de mi moto, no hay desierto que la recaliente, ni montaña de 5000m que la haga desfallecer…. Creo que ni el más optimista de los moto viajeros podría pensar que hemos recorrido más de 8000km y solo nos hemos pinchado una sola vez.
En el alto de Minas empezó la cosa de verdad, mi corazón latía rápidamente al pensar en todos los kilómetros que teníamos por delante, esta vez no tendríamos ninguna presión, ni limitación de tiempo que nos impidiera quedarnos en algún lugar que fuera de nuestro agrado, el viento en la cara da una sensación de libertad indescriptible que solo se puede comparar con la delicia de sortear cada curva del camino.
Julio Andrés García (derecha), un administrador de empresas y Diego Carmona, ingeniero de producción son los protagonistas de esta aventura
El sur de nuestro país
Colombia es un país encantador para rodar sobre una moto, no hay lugar para la monotonía, nuestras montañas, valles y en general su topografía tan variada es una bendición para el motociclista, poder recorrer el valle del río Cauca y sentir el calor en tu cara y en menos de 2 horas estar en una llanura de hermosos paisajes verdes, en realidad creo que muy pocos países se pueden dar ese lujo de tener tan variados paisajes en distancias tan cortas.
Ecuador y sus hermosas playas
Nuestro primer paso fronterizo era la puerta a nuevas costumbres y vivencias, apenas cruzamos el puente de Rumichaca con toda nuestra documentación lista, una extraña sensación nos invadió, tal vez porque sentíamos que ahora estábamos fuera de nuestro país o porque sabíamos que habíamos llegado a un lugar desconocido donde todo iba a ser nuevo.
La ruta que elegimos para atravesar el Ecuador, fue la llamada Ruta del Sol que baja bordeando el Pacífico, pero antes de llegar a la playa debes pasar por hermosas montañas que te recuerdan lo pequeño que eres en el inmenso paisaje. Las primeras dificultades llegaron con los vientos que venían desde la costa y hacían que nuestras motos “bailaran” de un lado para el otro de la carretera, incluso debimos poner segunda marcha, cosa que ni a más de 3000msnm tuvimos que hacer; ¡en más de una ocasión estuvimos a punto de irnos al suelo!; para esa parte del viaje éramos unos completos novatos luchando contra el viento.
Toda la Ruta de Sol, como se llama esta vía costera, tiene un caluroso clima que te incita a bajarte de la moto y zambullirse al mar; cada playa que recorríamos era una nueva tentación que pasaba frente a nuestros ojos, pero debíamos seguir adelante por carreteras que en varios tramos se encontraban en regulares condiciones, y eso sin contar con los “policías acostados” (creo que debe haber uno por cada casa). Al llegar a la playa conocida como Canoa, no pudimos resistir la tentación de detenernos para disfrutar de su hermosura y de su fina arena que fue un placer para nuestros maltrechos cuerpos, luego de rodar por más de 1000km. Este pueblito lo tenía todo, deliciosa comida de mar y un lindo hotel decorado en bambú, todo por unos pocos dólares.
Cruce del Río Pato
La primera pérdida y el paso al Perú
Después de recorrer la Costa Pacífica del Ecuador llegamos a Guayaquil donde estuvimos deambulando por sus calles por más de 3 horas. Gracias a las “precisas” indicaciones de los locales, fue toda una odisea encontrar la salida hacia el sur, sólo nos separaban 300km hasta la “hermosa” frontera de Huaquillas la cual está en medio de un gran mercado ambulante donde debes estar todo el tiempo pendiente de tus pertenencias para evitar los famosos robos a viajeros. Nuestra odisea empezó cuando decidimos cambiar algunos dólares por soles para nuestro paso a Perú, hasta ahí todo bien, lo único malo fue que luego descubrimos que de los 300 soles que cambiamos 200 eran falsos. Dos billetitos de recuerdo para enmarcarlos a nuestro regreso en Colombia.
El Cañón del Pato, en Perú, un lugar inhóspito y hermoso al que pocos motociclistas se aventuran a llegar.
Perú, un país de contrastes
Después de todo el papeleo nos esperaban infinitas rectas en medio del desierto y bordeando la costa. Al principio este es un panorama encantador y algo raro, pero después de varias horas de viaje se vuelve demasiado monótono. La recompensa llegó cuando arribamos a Mancora, un pequeño pueblo de surfistas a la orilla de la ruta Panamericana y aunque no es el mar Caribe, lo catalogaría como un paraíso que aún no ha sido descubierto por el turismo masificado; nos gustó tanto este lugar que decidimos quedarnos unos días, dedicados de lleno a tomar el sol, bañarnos, comer mariscos frescos y caminar por la playa. Después de semejante descanso nos esperaban 500kms bastante aburridos hasta Trujillo, donde nos encontramos con una ciudad dueña de un centro colonial muy bonito, lleno de iglesias pintadas de vivos colores amarillos, rojos y azules.
El cañón del Pato entre las cordilleras blanca y negra
El cañón del Pato es uno de los lugares más célebres entre los moto viajeros, no solo por su gran belleza sino por que es un lugar bastante inhóspito. Nos aventuramos a recorrerlo, sabiendo que no muchos se atreven a hacerlo y mucho menos en motos de 125cc, además son 100km de duro destapado que une al final dos cordilleras con unas impresionantes formaciones montañosas, que se van acercando la una a la otra, hasta que dejan apenas una separación de 10mts entre ellas; sus cielos son azules y el río Santa que lo recorre, está siempre a un costado del camino, en realidad es algo espectacular. La carretera está construida sobre uno de los costados y está llena de piedras filosas que son una tortura para las llantas, posee unos 30 túneles excavados rústicamente en piedra y muchos de ellos tienen curvas en el interior que no dejan ver nada, incluso traen sorpresas como barro o arena suelta en el centro, que no se ven hasta que la moto comenzaba a ir de un lado a otro en medio de la oscuridad. En algunos tramos era mejor no mirar el precipicio, yo creo que en caso de una caída el primer rebote sería a más de 200mts.
En algunas playas, como en esta llamada Bahía Lobos, no hay mejor opción que disfrutar el equipo de camping suministrado por Coleman.
En las alturas andinas
La ciudad de Huaraz está en el corazón del norte andino peruano, sus montañas son espectaculares, tuvimos la oportunidad de visitar el nevado Pastoruri, uno de los 35 picos que se encuentran a lo largo de 150km por un corredor que se abre paso entre dos cordilleras, la Blanca y la Negra. La Blanca, heredó su nombre gracias a que los 35 picos de más de 6000 metros de altura se mantienen permanentemente nevados. Este paso ha sido el lugar donde hemos visto la mayor concentración de grandes montañas, de hecho ha sido una de las zonas más lindas del viaje hasta ahora.
Todo tipo de climas y geografías fueron parte de esta aventura de Suramérica en AKT
Lima, ciudad de dos caras
La zona costera tanto al norte como al sur de Lima es muy poco atractiva: seca, con una apariencia desértica y kilómetros de construcciones muy humildes y feas. La entrada a la capital peruana es cosa de locos, el tráfico es demasiado congestionado y los conductores no respetan para nada a los motociclistas, tanto que al gordo por poco y lo mandan al suelo unas tres veces por culpa de los “Tico-asesinos”, una experiencia que no quisiera repetir. Después de recorrer media ciudad, un amigo nos llevó hasta Miraflores, un tradicional y lujoso barrio de la ciudad donde las cosas eran totalmente diferentes: tráfico tranquilo y educado, calles limpias y organizadas, edificaciones modernas y opulentas.
Las líneas de Nazca
Después de dos días en Lima nos esperaban 500km de un paisaje de playas y desierto igual al del norte del país hasta llegar a la población de Nazca, una ciudad calurosa de mas de 30ºC, donde se encuentran las famosas líneas con el mismo nombre, unas líneas grabadas en el suelo formando dibujos que fueron hechos en el año 500d.c. aproximadamente. Según las investigaciones que se han hecho, estas formaciones representan un calendario astronómico y sus dibujos, principalmente animales, van desde los 30mts hasta varios centenares, por ello la mejor forma de apreciarlos es desde una avioneta, en un paseo que dura 40 minutos, y en el que el piloto se encarga de mostrar los mejores dibujos de la zona. Lo sorprendente de estas líneas, es que aunque se hicieron con técnicas muy primitivas han perdurado todos estos siglos y ni el viento ni la lluvia han conseguido borrarlas.
Las Llamas que no faltan en el camino.
Del imperio Nazca al imperio Inca
Rumbo a Cusco empieza el ascenso por una carretera que tiene parajes a más de 4000mts, no sin antes encontrarnos con un gran número de perros junto a la carretera que trataron de mordernos apenas nos veían, se lanzaban contra las motos como si las confundieran con ganado o con caballos desbocados, incluso en varias ocasiones estuvieron a punto de mandarnos al suelo al gordo y a mi, en una ocasión uno de estos canes alcanzó a morder mi bolsa de dormir.
Una pausa en el camino para disfrutar de uno de tantos parajes hermosos que ofrecen los Andes peruanos.
El cruce de los Andes es algo alucinante, a nuestro paso vimos miles de llamas en sus múltiples variedades: guanacos, vicuñas y alpacas, había tramos en los que cada diez metros queríamos parar a tomar fotos. La otra parte del paisaje que es fenomenal, son todos los nevados que puedes divisar desde la carretera, algunos con hermosas lagunas y sus picos totalmente blancos. La carretera en esta parte está perfectamente trazada, parece un caracol, los ascensos no tienen una inclinación muy alta lo que ayuda a mantener un buen promedio de velocidad, ¡eso si!, las curvas en U están por todas partes y se debe tener cuidado con su trazada para evitar sorpresas. Nuestra llegada a Cusco estuvo pasada por agua y debimos buscar hotel en pleno aguacero. Ya instalados decidimos buscar un tour que nos llevará hacia Machu Picchu, ciudad Inca que es patrimonio histórico de la humanidad y cuya belleza es reconocida en todo el mundo, aunque es algo costoso visitarla, pero vale la pena ir hasta allá. El tour inicia en tren desde Cusco hasta Aguas Calientes, de ahí el ascenso se hace en bus hasta el parque por una carretera súper estrecha con enormes precipicios a un lado que era mejor no mirar; la recompensa llega cuando entras al parque y asciendes unos 20mts y te encuentras con la majestuosa vista de las ruinas del pueblo Inca, en su interior se encuentran una gran cantidad de laberintos y de hermosos lugares, viendo estas construcciones queda claro que los incas eran excelentes arquitectos y no dejaban nada al azar. La mejor vista de las ruinas se encuentra en un lugar llamado Huayna Picchu, una enorme roca de 300mts de altura a la que se asciende por un camino muy empinado y escarpado, por momentos nos dio la impresión de que nos iríamos de botes por la ladera y terminaríamos en el fondo del precipicio, pero por fortuna la vista que hay en la cima vale todo el esfuerzo y la energía que nos transmitió este lugar nos dejó sin palabras para describir lo que sentimos estando allá arriba. Luego de tomar varias fotos tuvimos que descender a las carreras porque el tren de regreso a Cusco ya estaba listo para partir.
El Lago Titicaca les da la bienvenida tras varios miles de kilómetros, en el viaje de «Suramérica en AKT»
El lago Titicaca y la policía peruana
Habían pasado cerca de 100km desde que partimos y ansiábamos ver el lago más alto del mundo, estábamos impacientes, llegamos a pensar hasta que el lago se había secado, pero de un momento a otro, luego de subir una pequeña cuesta, tuvimos frente a nuestros ojos ese majestuoso lago que por su tamaño más bien parecía el mar pues se extendía hasta más allá de la línea del horizonte. A un costado podíamos ver unos cuantos picos nevados, es un paisaje muy lindo y extraño a la vez porque esta combinación no es muy común que digamos. Durante unos 50km más, el lago aparece y desaparece en el horizonte, la carretera que lleva hasta Bolivia bordea en una gran parte el lago por el lado peruano. Este lago y la agricultura son la base de la economía de los pueblos de la zona, no sólo por su explotación pesquera sino por la explotación turística que se hace de él.
Nuestra visita a Perú fue muy divertida y variada, en realidad nunca tuvimos ningún tipo de problema y menos con la policía, pero nuestra suerte cambió cuando llegamos a la frontera con Bolivia, los trámites de inmigración y aduaneros salieron rápidamente y sin problemas, pero ellos tienen inventado un trámite que debe hacerse en la policía, en realidad todo esto es para ver como te sacan dinero: nos acusaron de pasarnos una luz roja que en realidad era un letrero de PARE ubicado a unos metros de inmigración, no hubo manera de convencerlos de otra cosa, era 31 de diciembre y la multa y el papeleo nos podía costar pasar la noche en la estación de policía, después de mucho hablar y regatear como buenos paisas, tranzamos la “multa” en $5US cada uno.
El Perú ha quedado atrás y ahora es momento de seguir adelante con otros países y nuevas aventuras, esperemos que las cosas sigan saliendo como van, hasta pronto!…
Textos Y Fotos Diego Carmona
Por qué Suramérica en AKT
Luego de un largo tiempo tocando puertas y buscando apoyo para llevar a cabo esta aventura, los directivos de la ensambladora AKT fueron los únicos dispuestos a patrocinarnos, pues no vieron esto como un simple viaje sino que lo tomaron como una oportunidad de poder someter a una dura prueba sus vehículos a lo largo de este recorrido por el continente suramericano.
Hacer la ruta de Suramérica en AKT fue una buena elección
Sin embargo, considerar el llevar a cabo un viaje de esta magnitud con las motos tal cual como salieron de la planta, era una idea descabellada, teniendo en cuenta que estas máquinas no están pensadas para este tipo de recorridos. Para llevar a cabo las modificaciones necesarias contamos con el apoyo de otras empresas paisas que creyeron en nosotros y a quienes les estamos muy agradecidos. K Lond se ocupó de modificar completamente los sillines dotándolos de una espuma más suave y ampliando sus dimensiones de modo que nuestras posaderas no sufrieran tanto con el paso de los kilómetros. Custom Evolution, gentilmente se ocupó de equipar ambas motos con todo lo necesario para poder cargar el equipaje con seguridad: herrajes para las alforjas que nos suministró Slik, parrillas reforzadas para los baúles, protectores de motor hechos en aluminio, defensas laterales con extensiones para descansar los pies e incluso un soporte para la cámara de video. Otras de las modificaciones que hicimos a nuestras motos, fueron cambiar las baterías por unas de 9 amperios, instalar tomas de corriente para poder conectar los distintos accesorios; cambiamos las llantas originales por unas Michelin M45 de mejor desempeño e instalamos unas pesas en los manubrios para reducir los niveles de vibración.