A Jesús García lo conocimos por pura casualidad y en muy poco tiempo logró compartir con nosotros algunas de las aventuras que ha vivido junto a “su novia”, una GS 500 muy especial que es uno de los grandes amores de su vida. Es así como a continuación les compartimos la historia de Pocho y su GS 500.
Ver a Pocho y su GS 500 es algo extraño, pues la moto con sus adaptaciones confunde a más de uno
Este artículo se publicó originalmente en la Revista De Motos impresa, edición Número 52. Esperamos sea de su agrado.
«Pocho” como le dicen sus amigos, pasaba por Colombia rumbo a su país y llevaba algo de prisa por que tenía menos de un mes si quería llegar a tiempo para las elecciones presidenciales que se realizarían a finales de octubre. En Medellín se vio obligado a quedarse dos días para lograr que el DAS le sellara el pasaporte y que la DIAN le hiciera los documentos de ingreso de la moto. Trámites que no pudo hacer a su llegada al país, por que en la playa donde lo desembarcaron, al terminar su travesía marítima desde Panamá, nunca hubiera encontrado autoridad alguna para hacerlos. En ese ir y venir por firmas, sellos y documentos, nos topamos con este uruguayo de 61 años que regresaba del norte.
Pocho y Su GS 500 han hecho un gran viaje por el continente.
Lo que primero atrapó nuestra atención fue su GS 500 con más de 160.000km y la parte trasera convertida en un generoso portaequipaje de formas redondeadas que fue diseñado por él mismo y fabricado a mano en lámina de acero, por un amigo suyo bastante diestro en el arte de la latonería. En esa maleta, que se abre como si fuera el baúl de un carro, viaja todo el equipaje, incluida su carpa y su saco de dormir que son su hotel favorito. También lleva muchos obsequios que ha recibido a lo largo del camino y que le traen buenos recuerdos de todas las personas y lugares que ha conocido, que como él mismo afirma “son la mejor parte del viaje”.
Sobre estas líneas puede apreciarse la espaciosa maleta diseñada por Pocho para la Suzuki GS 500.
Este viaje comenzó en Semana Santa y lo llevó por toda la vía panamericana, cruzando Sur, Centro y Norteamérica, hasta las Cataratas del Niágara en la frontera entre Canadá y Estados Unidos y desde allí hasta Chicago donde, a comienzos de julio, participó en un encuentro del club LAMA (Asociación de Motociclistas Latinoamericanos) del cual es miembro. En este evento se ganó 8 trofeos en diferentes concursos, entre ellos el del participante que viajó desde más lejos. Pero Pocho y “su novia” ya se habían dado otras escapadas, la primera a Río de Janeiro en el 2000 para estrenar la maleta, luego, al año siguiente, hizo su primer viaje a Canadá y a Puerto Rico en el 2003. Para esa ocasión diseñó un mofle que sirve para cocinar alimentos en un pequeño “horno” que gracias al calor de los gases de escape se mantiene a 150°C y que es capaz de preparar una deliciosa carne o un pescado en 150 km de ruta.
Video relacionado… Historia Suzuki GS 500
De sus aventuras tiene bastantes anécdotas, como la vez que estuvo una semana viajando con su moto en una precaria lancha cargada de plátanos, cuyo dueño cambiaba por cocos y artesanías en todas las poblaciones indígenas del Golfo de Urabá, para finalmente cruzar a Panamá. En otra ocasión pasando de Panamá hacia Colombia, se subió sin saberlo en un barco cargado de contrabando, que luego de navegar varios días evadiendo a la armada, lo dejó tirado en una pequeña isla frente a las costas de nuestro país, de la que una pequeña lancha lo trajo a tierra firme. También nos contaba del único accidente serio que ha tenido y que le ocurrió en Méjico, durante este viaje, cuando se estrelló contra un bus que le cruzó por delante y del que no se explica como fue que salió ileso. Todo esto es fruto de un estilo de viajar que lo lleva sin rumbo fijo ni itinerarios y que le ha permitido conocer lugares que ni siquiera imagino que existieran.
A sus 61 años, este uruguayo dice tener muchos kilómetros por delante en la vida junto a “su novia”, una GS 500 modelo 99.
En su próximo viaje, programado para el encuentro LAMA que se realizará el 2006 en Méjico, nos aseguró que pasaría más tiempo conociendo Colombia, ya que en esta oportunidad sólo le dieron 5 días de estadía en el país, algo incomprensible y que no tiene sentido cuando supuestamente de lo que se trata es de fomentar el turismo. Pero dejando de lado las cosas absurdas de este país, le deseamos a Pocho y a “su novia” un feliz viaje y que logre llegar a tiempo a casa para reencontrarse con su esposa e hijas y cumplir con su deber ciudadano.