Este artículo sobre Katrin y Ralf fue publicado originalmente en nuestra Revista Impresa en la Edición 63, del mes de febrero de 2006. Hoy lo compartimos con nuestros lectores, pues es parte de nuestra Historia De Motos.
Hay personajes que se hacen querer, y en el caso de Katrin y Ralf esto es lo más acertado que se puede decir al recordarlos. Llegaron a Medellín porque les tocaba, porque estaba en medio de la ruta, pero sus planes cambiaron de la noche a la mañana, para fortuna no sólo de ellos que encontraron un lugar y a unas personas a las que les fue difícil no apegarse, sino para todos aquellos que tuvimos la oportunidad de conocerlos.
Katrin Oppermann de 29 años y Ralf Plachetka de 44, partieron desde Colonia, Alemania, el 26 de mayo del 2005 rumbo hacia los Estados Unidos, las motos por barco y ellos por avión hasta Tacoma en el estado de Washington. Su propósito es viajar, conocer y divertirse en el proceso, precisamente por esto partieron hacia Canadá y siguieron ascendiendo hasta Prudhoe Bay, Alaska, el punto más al norte del continente americano al que se puede llegar en moto. Desde allí iniciaron el descenso, pasando por las montañas Rocallosas en el oeste norteamericano, recorriendo los famosos parques naturales para llegar hasta la península de Baja California donde se embarcaron para llegar a Chiapas en México, lugar que los deslumbró por su belleza y sus encantos.
En este punto iniciaron su recorrido por Centroamérica, donde se fueron empapando de la cultura hispana y en algunos casos, como cuando recorrieron parte de las selvas en Nicaragua, llegaron a empaparse literalmente hasta los huesos pues durante toda su estadía, llovió sin parar y debieron superar caminos inundados y empantanados en los que era casi imposible manejar, incluso en una ocasión, mientras Ralf permanecía junto a las motos bajo la lluvia y renegaba de su suerte, a Katrin (que se defiende mejor con el español) le tocó ir hasta una población cercana para pedir ayuda y sacar las motos del atolladero en que se encontraban.
Ellos son Katrin y Ralf, los viajeros que protagonizan esta historia
De nicaragua continuaron hacia Panamá donde como muchos otros viajeros, montaron sus BMW, R100GS Paris Dakar del 90 y F650GS modelo 2000, a bordo de un barco que los llevó hasta el puerto de Cartagena, al que finalmente se habían convencido de ir luego de que otros viajeros que se cruzaron en su camino, les dijeran que Colombia era un lugar seguro y que valía la pena conocer.
En nuestro país visitaron además de la Heroica a Santa Marta y Caucasia antes de llegar a Medellín, lugar al que como dijimos antes venían de paso, pero en el que por aquellas casualidades terminaron quedándose. Dejaron sus máquinas en Moto Ángel para que les hicieran un mantenimiento, y entre tanto conocieron personas que los acogieron como se recibe a los amigos de siempre, y es que la verdad, esta pareja de alemanes se hace querer, bastaba con verlos para encontrarse con un par de sonrisas francas e irresistibles, esas sonrisas que más allá del idioma son la mejor carta de presentación para conseguir nuevos amigos, justo como nos sucedió a todos aquí y como le pasó a Oliver, otro alemán que llegó a nuestro país hace unos meses y que obligado por la reparación del motor de su DR650, tuvo que quedarse. Pero “Oli” no pudo continuar su camino porque no pudo resistirse al embrujo de esta tierra, a tal punto que ahora montó un hostal para turistas en el que precisamente se hospedaron Ralf y Katrin.
Estando en Medellín, aprovecharon para disfrutar las deliciosas carreteras y pueblos que rodean a esta ciudad, siempre acompañados por sus nuevos amigos. Luego de tres semanas llegó el momento de la partida, sus planes originalmente eran bajar hasta Salento en el Quindío, para luego continuar rumbo a San Agustín y luego a Ecuador. Sin embargo cuál no sería nuestra sorpresa cuando al lunes siguiente volvimos a encontrarnos con ellos: ¿Qué pasó? ¡Ya los dábamos por San Agustín o en Popayán! Yo y mi moto ¡pfff!, caímos. Había Diesel en el suelo! Así nos explicó Ralf el motivo de su regreso, a él no le pasó nada pero su moto sí debió regresar al taller antes de poder continuar el camino.
En estos momentos deben estar por Ecuador donde tenían planeado visitar las Islas Galápagos y otros lugares interesantes, ellos dicen que aún les quedan seis meses para continuar su viaje hasta Argentina a través de los Andes, antes de tener que regresar a Colonia donde los esperan sus trabajos, él como editor de TV y ella como enfermera, probablemente para recoger el dinero suficiente con el cual emprender su próxima aventura en moto. Quién sabe hacia dónde se dirijan la próxima vez, pero estamos seguros que sin importar a donde vayan, siempre encontrarán y dejarán amigos a su paso, tal como lo hicieron con nosotros.