La Revista DeMotos comenzó su historia en abril de 1998 y fue en 1999 cuando tuvimos la oportunidad de conocer a Santiago Villa, un apasionado de las motos y las carreras como muchos de nosotros, pero era un hombre al que el talento del motociclismo deportivo no le vino de cuna, como a otros afortunados, así que con esfuerzo fue puliendo su técnica hasta llegar a ganar múltiples títulos, dentro y fuera de Colombia, así Villa, logró un reconocimiento para su dorsal #32 en las pistas capitalinas, en las de la Florida y en las que recorrió con el AMA en los Estados Unidos.
No era un hombre de una sola modalidad, para él las motos, sin importar si eran para acelerar, brincar, derrapar o simplemente pasear, eran una pasión al 200%, algo que entendemos y compartimos desde nuestras entrañas.
Lo recordamos por sus correos, donde nos contaba cada una de sus hazañas en los trazados del CCS o del AMA Pro Racing, acompañados siempre de fotos, para que en Colombia se conociera lo que pasaba fuera de estas latitudes. Así se fue formando una afición a las carreras de velocidad que se realizaban en USA, donde cada vez más pilotos se animaban a dar el paso para correr fuera de nuestro país. Para ese momento era el único piloto que sabía el valor de darse a conocer ante los medios especializados y ante la prensa deportiva, así fue como fue creando su propio nicho en un mundo donde solo el fútbol parece tener aseguradas las columnas y los titulares en los grandes medios.
Otra faceta de Villa fue la del hombre que a pesar de sus cientos de caídas, algunas muy aparatosas y otras sorprendentes, lograba sobreponerse ante la adversidad, desde que los teléfonos móviles contaron con cámara y las redes sociales hicieron su aparición en el panorama, él era el primero en compartir su foto desde la clínica o desde su casa, sin importar el tipo de lesión siempre añoraba la moto. Era el típico ejemplo del jinete que es derribado por su caballo y antes de sacudirse el polvo estaba de nuevo a lomos del equino, así era él. Si nos tomamos las cosas más a pecho y somos un poco folclóricos podemos agregar que Villa era «terco como una mula», pero fue esta terquedad la que lo llevó a superar todos esos momentos en los que el destino parecía decirle que las motos no eran para él, y esa es una de esas enseñanzas que nos dejó, la superación.
Si hablamos de amigos tendríamos que referirnos a «Pancho Villa» como le decían algunos de los más cercanos o «Villano» para otros. Se caracterizó por su buen humor, por su lealtad, por querer compartir lo que aprendió en sus años como deportista, por apoyar a los nuevos talentos, por responder siempre a nuestras inquietudes, por prestarse para ayudar de forma incondicional si el tema era de motos o de otra de sus pasiones, sus perros.
Durante los años en que Villa, Martín Cárdenas, Stefano Mesa, Tomás Puerta y David Gaviria, corrieron en el AMA fueron una familia, y seguro a los que hoy lo sobreviven lo recordarán con la alegría que da haber podido disfrutar al máximo de su compañía.
Pero el destino es algo que no siempre nos depara lo que damos por sentado y fue así como la vida se le fue a Santiago estando en su propia casa, lejos del asfalto y de las ruedas, pero eso no le quita mérito a lo hecho por él a lo largo de esos años en que lo conocimos y disfrutamos de sus historias, hazañas, triunfos, tristezas y resurgimientos. Adiós Amigo, nos veremos en la meta, por ahora acelera en paz.
Algunas de sus caídas nos dejaban perplejos, pero Villa volvía a la acción.
El número uno del CCS disfrutaba de sus carreras y triunfos.
Antes de comenzar cada nueva temporada, Villa posteaba las imágenes de sus nuevos uniformes y siempre estábamos allí para acompañarlo en cada una de sus carreras.
Admirador incondicional de Rossi, Villa no podía dejar de seguir cada una de sus carreras.
No importaba la modalidad, siempre que fueran motos, Villa estaba presente.
Coldeportes hizo un reconocimiento a varios de nuestros pilotos, uno de ellos fue Santiago Villa.
Aquí en un duelo de titanes, con Yonny Hernández y MArtín Cárdenas, todo un show para los amantes de las carreras de velocidad.
En el Hall de la Fama de la Feria de las 2 Ruedas, en Medellín.