Un imponente pastor alemán nacido en Ibagué, Tolima, se convirtió en el inseparable compañero de un viajero colombiano. Desde los nueve meses de edad, Jacobo el pastor alemán motoviajero ha recorrido diferentes regiones de Colombia y Sudamérica, adaptándose a medios de transporte diseñados especialmente para él.
Por: Akira, @Mochigata, gata viajera y cronista felina oficial de las Mascotas Viajeras DeMotos
Aquí vemos a Jacobo el Pastor Alemán Motoviajero, disfrutando del agua… Miiiaaauuu que horror!!!
El pastor alemán motoviajero que se enfrentó a los retos de viajar en moto
No todos los héroes llevan capa, algunos llevan cola, lengua afuera y unas orejas puntiagudas que se mueven al ritmo del viento. Y entre estos peludos trotamundos hay uno que ha dejado huella Jacobo, el pastor alemán motoviajero, que ha desafiado el calor del Caribe, el lodo de la selva, las restricciones hoteleras y hasta el viento helado de Ushuaia, en la Patagonia argentina.
Hoy, como cronista felina con garras afiladas y visión privilegiada, yo Akira, la diva gatuna, les traigo esta historia que huele a gasolina y croquetas.
Desde los 9 meses comenzó a viajar
Jacobo nació un 6 de mayo del 2018 en Ibagué, Tolima, sin saber que su destino sería muy distinto al de otros perros. No tendría domingos de sofá, como yo, que araño los sofás por deporte.
Jacobo fue elegido por Kevin David, su humano motero, como acompañante de vida y rutas.
A los nueve meses de edad, Jacobo emprendió su primer viaje. Y no, no fue en una canasta improvisada o al lomo de una motocicleta como equipaje extra. Jacobo viajó en un tráiler diseñado exclusivamente para él, fruto del ingenio y la obsesión de Kevin con la ingeniería de los trailers internacionales. El recorrido fue de Ibagué a Buenaventura y, aunque ya habían hecho pequeñas pruebas urbanas, ese viaje fue la prueba definitiva.
Playas, selvas, páramos y un perro de 1.70 metros
Desde entonces, los viajes no pararon. Junto a Kevin, y más adelante con Liz, la otra humana de la manada, Jacobo llegó a la costa atlántica, la Guajira, los páramos de Santander, Boyacá, el Eje Cafetero y más.
El es Jacobo el Pastor Alemán Motoviajero, que protagoniza esta historia
Como gata viajera debo admitir que admiro su resistencia. Con más de 40 kilos de peso y una altura de 1.70 metros Jacobo no era precisamente un “perrito”. Por eso, cada vez que se acercaban a un hotel, Liz iba de avanzada para hacer la pregunta: “¿Aceptan mascotas?”. Pero al ver aparecer al gigantesco viajero peludo, la respuesta solía ser un diplomático: “Eso no es un perrito, ¡es un ternero!”.
Así, el trío motoviajero aprendió a alojarse en campings y con la app Couchsurfing. Jacobo no solo era un compañero fiel, era también un escudo contra peligros. Porque sí, nadie con malas intenciones se acerca a un pastor alemán de ese tamaño, aunque por dentro tenga el alma más noble y amiguera del mundo.
De la dieta BARF a las croquetas, lo que sea por seguir viajando
La alimentación de Jacobo fue siempre un tema prioritario. Durante sus años por Colombia, siguió la dieta BARF, es decir, carne y pollo crudos. Nada de concentrado, sino proteínas que mantuvieran su pelaje brillante y su energía a tope.
Pueden conocer más de su viaje en https://www.instagram.com/locosdeandar/
Sin embargo con la ruta llegaron los cambios. En su actual viaje por Sudamérica, la comida ha sido croquetas. En su nuevo motorhome, Jacobo ya no viaja comprimido en un tráiler, sino que lo hace con espacio, comodidad y una cama que cualquier felino envidiaría (yo incluida).
El Fin del Mundo y el inicio de nuevas aventuras
Con ocho años de edad, Jacobo llegó al mítico Fin del Mundo: Ushuaia, Argentina. Tras recorrer Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina.
No fue un viaje fácil. Hubo climas extremos, caminos intransitables y muchas puertas cerradas. Pero también hubo personas solidarias, rutas inolvidables y aprendizajes que solo se consiguen viviendo la vida con la lengua afuera y la nariz al viento.
En la Patagonia, Jacobo encontró un clima que ama y donde nada feliz en lagos australes. Y sí, ahora le gusta nadar. Una habilidad adquirida que yo, como gata, jamás entenderé ni aprobaré.
Viajar con mascotas, el humano se adapta al peludo
Como cronista peluda, debo señalar la gran lección que deja Jacobo: viajar con una mascota no es solo cargar con ella, es adaptar todo tu estilo de vida a su bienestar. Hoteles, transporte, alimentación, clima, y hasta las actividades diarias deben girar en torno al peludo compañero. Pero lo que se gana a cambio es compañía y protección.
Jacobo, nos enseña que no hay excusas para no llevar contigo a tu amigo peludo, que el mundo es más amable cuando hay patas caminando a tu lado. Y que las verdaderas rutas se trazan con amor, paciencia y croquetas (o paté, si eres como yo).
El legado de Jacobo el Pastor Alemán Motoviajero
Desde mi rincón felino del hogar que comparto con la crespa y su hijo Mochigatito y con el teclado a medio arañar, quiero rendirle homenaje a Jacobo. Él no solo conquistó el Fin del Mundo, conquistó los corazones de quienes lo han visto rodar, caminar y vivir como pocos perros (o humanos) se atreven.
Y tú, ¿conoces a una mascota viajera que haya vivido una aventura tan inolvidable como la de Jacobo?